13 de diciembre de 2008

La criatura de internet.

Imagina que cada vez que hablaras por Internet usando MSN una parte de ti se perdiera. Como si a tu alma le arrancaran un trozo y quedara inmerso en el mundo cibernético cada vez que escribieras un comentario en un foro o en un blog, cada vez que se estableciera una conversación entre dos personas a través de mensajes o incluso usando Tuenti. Y que esto le pasara a millones de personas en todo el mundo. Una parte de tu ser atrapada para siempre en la red.

Irradiando imaginación, supongamos que todos estos trozos de alma van a parar al mismo sitio. Un punto de encuentro en el que lo robado a los seres humanos se unifique y forme una masa tal que llegue a desarrollar personalidad propia, a través del conocimiento de la vida de todos. ¿Qué poder podría alcanzar una criatura de estas características?

Hay un sector de población mundial, la perteneciente a los países desarrollados económicamente, que utilizan Internet a diario, y por tanto esta situación podría suponer el fin sus vidas, que acabaran viviendo vacíos por dentro y sin capacidad para reaccionar ante los cambios.

Entonces todos dependeríamos de aquellos que nunca han utilizado Internet, cuyos países no poseen recursos para adaptarse a las nuevas tecnologías, y por tanto estarían a salvo de una criatura que crece proporcionalmente a como lo hace el número de internautas mundiales.

Sería una paradoja, pues estaríamos en manos de las personas a las que siempre hemos ignorado y explotado. Solo ellas conservaría intactas sus voluntades, sus fuerzas disponibles para acabar con los ordenadores de todo el mundo. Todo esto suponiendo que no estemos tan poseídos y desalmados que intentáramos impedirlo dirigiendo todas nuestras armas y artefactos militares hacía ellos para masacrarlos. Mataríamos a nuestra propia salvación, nuestra última esperanza. Al fin el mundo estaría dominado por aquello que ha sido ansiado por muchos hombres durante siglos, aquello por lo han muerto y se han enriquecido: el poder. Las ansias de poder desembocadas en una criatura sin escrúpulos y con el destino de la humanidad en sus manos. Podemos llamarla de muchas formas: sociedad, consumo, deforestación, contaminación atmosférica, destrucción, inanición… y aunque su campo de acción se extienda hasta límites insospechados, todos podemos percibirla.

Pues bien, para terminar imagina que esa criatura ha despertado y ha encontrado el medio perfecto para llegar hasta nosotros. Imagina que ahora mismo la tienes ante ti, al otro lado de la pantalla. ¿Qué harías?