A proposito de la duquesa de Alba

Creo que en una sola tarde he cubierto el cupo de situaciones rocambolescas que puedo vivir este mes. La verdad, podría contar muchas anécdotas de lo ocurrido, pero me voy a quedar con la más curiosa.

Y es que sin comerlo ni beberlo he acudido a un encuentro sin previo aviso con la duquesa de Alba. Sí, por las buenas, a la salida de un cine situado en pleno centro de Sevilla, me la encuentro bajando las escaleras acompañada por dos personas más. No voy a decir de quienes se trataban pues sinceramente no lo se. Pero es algo impactante mirar a mi derecha y verla. Eso sí, apostados en la puerta estaban unos cuantos periodistas (cámaras de T.V en mano) que intentaron conseguir una de esas exclusivas que tan bien saben sacar de contexto. O tal vez solamente pretendían interesarse por su estado de salud. El caso es que no pudieron hacerlo porque la señora no estaba en disposición de concederles ni una sola palabra más que para largarlos. El cabreo de los periodistas (o supuestos periodistas) cuando se fue era considerable. Y las risas entre mis acompañantes y yo también.

Un apunte, la pobre señora no presentaba muy buen aspecto, es más, era incapaz de bajar unas escaleras y montarse en el coche por sí sola. No se que habrá hecho a lo largo de su vida para merecer salir en la tele. En fin dios los crea y ellos se juntan.