11 de noviembre de 2008

Objetivo: sobrevivir.


Ayer, paseando por esta maravillosa ciudad llamada Sevilla, comprobé de primera mano cuan injusta es la vida con aquellos a los que golpea día tras día.
Un semáforo, un hombre, un trabajo, un símbolo. Porque detrás de la raza negra, del aspecto decrépito, el rostro cansado y todas las marcas apreciables en su aspecto procedentes del pasado, estas personas son como tú…como yo.
Incluso podría aventurarme a afirmar el desarrollo tan complejo que han adquirido en su innata capacidad para sobrevivir, superior al de la mayoría de nosotros, que tan fuertes y capaces de todo nos creemos. Es bastante sencillo envalentonarnos ante nuestros paisanos, en territorio conocido, incluso en una lengua que hablamos desde pequeños. Pero bien querría yo ver a aquel que se adentrara mar adentro, en busca de una suerte esquiva desde que nació. Luchando contra las tempestades del destino para poder comer esa noche o no morir de frío en un viejo portal. Me sería agradable comprobar, como la mayoría se arrepentiría al sentir el amargo sabor de la derrota en los labios.
Pero a estos osados, no les es permitido conocer tal expresión, pues el fracaso solo entrañaría la muerte para ellos a corto plazo, y en un mayor periodo de tiempo para las personas por las que luchan.
Sin embargo, las innumerables faltas de respeto que caminando por la calle pueden apreciarse a sus personas, me hacen reflexionar un poco.
Ejemplifico: Muchos conductores que en los distintos semáforos, al detener su coche, rechazan con un gesto descortés y en ocasiones casi de molestia, dar un miserable euro que a estos señores puede suponerles el pan de sus hijos, hace que me replantee la posición que ocupan determinados individuos en un sistema capitalista que actúa por inercia de forma desmerecida para los que lo necesitan, y otorgando privilegios a quienes por posición social al nacer, prácticamente tienen la vida solucionada en el ámbito económico.
Muchos de ellos, son los mismos que acunan ideales tan primitivos como el robo perpetrado por inmigrantes contra el trabajo inalienable del español medio. El mismo español que se pasa días en el sofá de su casa frente al televisor, con tal de no tener que vender pañuelos en un semáforo durante más de 10 horas por jornada cobrando un sueldo mísero. Pues bien, ante esta falta de humildad y agradecimiento hacía la inmensa suerte con la que hemos sido agraciados, muestro con rotundidad y sin miedo al error de cálculo mi desprecio hacía todos esos ciudadanos hipócritas que critican a quienes con sudor, esfuerzo y mucho trabajo a sus espaldas, se levantan cada mañana con un solo objetivo, sobrevivir un día más.

5 comentarios:

HADEX dijo...

Es muy hermoso tu post....Enhorabuena!

Biquiños!!

Anónimo dijo...

Me mola como escribes, sigue así.

Anónimo dijo...

no me lo puedo creer... escribiste esto justo el dia antes de reli... por eso te pusiste asi en la clase... joder!
Juanma, que grande eres tio!
muchos besotes!

Anónimo dijo...

Tus pensamientos y tu forma de expresarlos parecen de un chaval con más edad. O tal vez no tanto, pero sí de uno de tu edad en condiciones. No vayas a dejarte ir.

Johnny dijo...

xD Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, solamente escribí algo que sentía. Saludos.